mercredi 15 juillet 2009

Vancouver

Al final decidí tomar un bus desde calgary hasta bozeman. El único problema es que no hay ruta directa, y debo viajar hacia el oeste en vez de hacia el sur, en una ruta unos 2000 km. más larga que la directa, pasando por Vancouver y Seattle.

La ruta cruza las rocayosas, la cordillera que atraviesa toda norteamérica. Es ahí donde me encontré en el cielo (ver post anterior) y donde posteriormente me encontré en aquel pueblo de eeuu desde donde salen los ferry hacia alaska.
La última ciudad en canadá antes de cruzar la frontera para llegar a ese pueblo fue Vancouver. Como allí tenía que hacer transbordo de bus, decidí quedarme por más tiempo, unas 10 horas, para aprovechar de conocer una de las ciudades más bellas de canadá. La propaganda acerca de ella no miente.

Vancouver está en la costa del pacífico, y la sorpresa fue grata al encontrar playas donde la gente aprovechaba un agradable día soleado de verano, en una costa de aguas tranquilas y tan o más temperadas que las de la costa central de chile.

La ciudad se aprecia tranquila, con un fondo cubierto de pinos cubriendo las pequeñas lomas que rodean el centro de la ciudad, dividido de los suburbios del norte por un ancho río, que da espacio a la navegación.
En la rivera existe un paseo peatonal y de bicicletas que tiene por contraste visual el centro de la ciudad por un flanco y las lomas cubiertas de pinos al otro costado del río por el otro flanco. Pequeños hidroaviones aterrizan y despegan constantemente en el río, algunos cruceros aguardan por sus pasajeros y una marina que renta yates son parte del paisaje en el río. A medida que me alejo del centro el tamaño de los parques costeros aumenta y me acercó a una península que es un gran parque también, con mucha fauna de variadas aves marinas y gente disfrutando el día, pescando, tomando sol, haciendo algún tipo de deporte o simplemente conversando o leyendo.
Del otro lado de la península aguardan las playas oceánicas, llenas de gente aprovechando los pocos días de verano que ofrecen estas latitudes, aunque ciertamente este lado del continente es bastante más templado que el atlántico.

La playa es breve, pero a continuación de ella se extienden los parques o simplemente anchas franjas de césped, que para muchos ofrece un exelente remplazo a la arena. También una gran piscina se ubica justamente después de una de las playas, un poco más elevada, ofreciendo las mismas ventajas de paisaje y la variedad necesaria para quiénes quieran disfrutar de la costa oceánica sin tener que lidiar con la arena, la sal, o cualquier otro temor marino.
Caminando por la costa hacia el centro, más parques, playas más extensas y más populadas, y el paisaje más urbano, mostrando el terreno más edificado hacia el sur de la península, y los puentes que acortan las distancias por sobre la bahía sur.
La ciudad es grande, y los suburbios se extienden a varios kilómetros del centro, y en verdad lo que sea que pueda describir aquí no replicará la sensación de frescura y relajo que esta parte del centro ofrece.
El resto del centro es común a cualquier gran ciudad, con edificios en construcción, bancos, edificios más históricos, etc. Es más bien pequeño, y se puede recorrer tranquilamente en una tarde, y descubrir algunos de los restorantes de variada cocina mundial. Recomiendase el "Taste of Hon's" (551 Seymour street). Es barato, contundente y sabroso. El local es limpio, sobrio y casi elegante; su apariencia hace pensar en una cuenta más abultada, pero con $10 se puede obtener casi cualquiera de los platos principales (como el tiger beef... mmmm...), suficiente para acabar con el hambre y degustar de algunos de los estilos orientales de cocina que se ofrecen en el local (thai, coreana, japonesa y china principalmente). Y con $3 más se disfruta de un gran vaso de té helado, preparado con distintas variedades de té y aromas, ciertamente un imperdible.

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